El cruce del Arroyo Salado implicó la realización de una de las obras de ingeniería más arriesgadas de las llevadas hasta entonces (siglo XIX) en España. Fue durante muchos años record de luz en España, gracias a sus tres tramos de 105 metros de luz, y de altura, sobre la parte más profunda del barranco con 110 metros de caída. Sería finalmente la Compañía de los Caminos de Hierro del Sur de España, la que asumiría con éxito tal operación, tomando las obras tras la suspensión de pagos efectuada por Fives-Lille. El tablero fue lanzado bajo la dirección de los ingenieros Basinsksi, Guerin y Shule, inaugurándose el servicio ferroviario el 14 de Marzo de 1899, siendo testigo de su inauguración el genial fotógrafo Arturo Cerdá y Rico. La pila del lado de Linares con 72'50 metros y la de Almería 74'55 metros, de obra de fábrica, tuvieron su ejecución en un año aproximadamente. El tablero original se cambió en 1976, por otro más moderno de acero, el cual ya no conserva el pasadizo bajo, y tiene una estructura metálica superior, conservándose actualmente las pilas y estribos originales de sillería, aunque recrecidos de hormigón.
El puente sobre el río Salado en Larva descansa sobre dos pilares de piedra cuya base es ancha y escalonada, y tiene tres tramos de 105 metros de longitud; la altura alcanza los 110 metros desde la parte más profunda del barranco. Su complejidad técnica fue inusual para la época en España, lo que provocó la presentación en París el 20 de mayo de 1896 de la ya citada «Memoria en apoyo del proyecto de Viaducto», firmada por el ingeniero de caminos, José Olano.
Finalmente el 14 de octubre de 1896 en Sevilla se dictó un informe favorable al mismo por Francisco Contreras, Ingeniero Jefe del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos - División de Ferrocarriles de Sevilla, siendo aprobado por Real Orden de 15 de febrero de 1897.
En la actualidad, el puente ha cambiado sustancialmente su fisonomía al desmontarse parte de su estructura de hierro original y sustituirse por otra moderna que ya no conserva el pasadizo bajo. Con la reforma también se pretendía aumentar la seguridad de la circulación al añadirse una estructura de hierro superior. De cualquier modo sigue impresionando su esbelta figura sobre los parajes serranos, tanto como la sensación que obtiene el viajero cuando pasa sobre el puente y ve como el vagón flota en el aire. La espectacularidad aumenta si tenemos en cuenta que el puente arranca en uno de sus extremos desde la misma boca del túnel, diseñado también por el ingeniero José Olano.
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