El casco histórico y la periferia de Covilhã, en Portugal, hasta ahora separadas por un valle, han quedado unidos gracias al puente que ha construido João Luís Carrilho da Graça.
Con una longitud de 220 metros, el puente salva el río Carpinteira apoyado en dos pilares centrales de sección cuadrada y dos en los extremos de sección circular, rodeados por una espiral de elementos prismáticos.
El puente parece una gran viga continua gracias a la madera de bongossi, de alta densidad, que lo unifica. Además de un recorrido peatonal para sus habitantes, la intervención del portugués se ha convertido también en un punto de encuentro, un mirador, y también en un icono para la zona.
João Luís Carrilho da Graça
Fernando Guerra
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